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La vida no puede depender de un arma blanca





Antes era común escuchar "se armó tremenda piñazera en la fiesta", sobre todo en aquellas que contaban con la venta de cervezas en termos. Por los siglos de los siglos ha sido asi, sin distinción de país o sociedad, en lugares donde se expeden bebidas alcohólicas en sitios de gran afluencia pública. Pero... ¿Cuál es la tendencia actual?,  fajarse a los piñazos está quedando atrás y el uso de armas blancas se está imponiendo.
Durante los festejos de este PRIMERO de Mayo, en la zona del malecón, conocimos que un puertopadrense, al salir en defensa de su hijo en una riña tumultuaria recibió un punzonazo que, enhorabuena, no tuvo mayores consecuencias y ya está de vuelta en su hogar.
A mi juicio nadie debe reñir de forma alguna. Si acaso, discutir civilizadamente, porque lo que si está claro es que los enfrentamientos nunca generan felicidad individual o colectiva.
Por suerte, el hecho violento de ayer, en Puerto Padre, no terminó en una fatalidad, porque si no hoy toda una familia, amigos, un barrio, el pueblo, estuviera consternado, triste, de luto.
Esta realidad de las broncas con uso de armas blancas que ganan espacio en el territorio, a mi juicio va más allá de factores sociales, de eficacia policial o de si el código penal necesita ser modificado para ser más drástrico con estas actitudes.
Preguntémonos, ¿ Cuánta violencia se consume hoy a través de productos audiovisuales? ¿ Cuántos padres complicados con el estrés diario, no saben qué lugares frecuentan sus hijos, con quiénes andan, qué consumen, ni a qué hora regresan al hogar?
Cuando todavía se habla en muchos sitios de la escena de violencia con arma blanca, vivida hace unas horas en Puerto Padre, les convido a hablar de estos asuntos en familia, a reflexionar seria y oportunamente con los jóvenes de la casa porque es muy triste que la vida de un ser humano dependa de la punta de un arma.

2 comentarios:

  1. Asi paso jose ayer hace 7 años a mi cuñado lo apuñalaron y murio dios hasta donde vamos a llegar

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  2. Lamento su caso. Es una triste realidad que estos hechos ganan espacio

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